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THE TEACHERS’ JOB ya en España!

Publicado: noviembre 21, 2022 en Formación Musical

Tras el estreno de THE TEACHERS’ JOB (Golpe Maestro) en EEUU y RU, de camino a Alemania y Japón, sin que ninguno nos lo esperáramos, ha recalado aquí sorprendentemente. Después de tanto tiempo desde que terminé la BSO de la película, escucharla me ha hecho recordar muy buenos momentos y me han invadido unas ganas enormes de explicar cómo la escribí y el significado de cada una de las piezas que la componen, deformación profesional sin lugar a dudas, todo llegará, solo adelantar que absolutamente todas ellas, cada frase, cada ambiente, cada estructura está abordada y desarrollada como si de una sola pieza programática se tratase, al estilo de Pedro y el Lobo de Prokofiev (enorme compositor ruso por cierto), cada personaje o situación cuenta con su leitmotiv e instrumentación y estilo singularizado. Ciertamente fue un enorme trabajo del que nos sentimos, todos los que la hicimos posible, muy orgullosos.

Ojalá la podáis disfrutar tanto como los que participamos de aquella inolvidable experiencia. Os dejo la impresión de César (el Dire) con la que al menos a mí me dió la gran y esperada noticia…

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Tras mucho tiempo desde su finalización al fin César Montegrifo (el director de la película) me envía las primeras capturas de lo que comienza a ser la vida real de la película para la que realicé toda la B.S.O. siguiendo al pie de la letra sus deseos, fue un trabajo bestial codo con codo y por fin parece que el mundo está ya a punto de poder escuchar y ver este trabajazo que lleva esperando su oportunidad ya demasiado tiempo.

Su andadura – como está siendo la única opción de muchas de las creaciones independientes actuales fuera de la institucionalización castrante de las productoras que acaparan todo sin dejar un resquicio para la alternativa fuera del marco de la uniformidad dictada por ellas – está siendo la de las plataformas digitales, en nuestro caso de Amazon Prime Video.

Desde ayer ya se puede adquirir en el mercado de Estados Unidos y desde hoy en el del Reino Unido (en breve el de Alemania y Japón), por supuesto en España nada, como era más que previsible.

Seguiremos informando en esta entrada de toda la evolución…

FICHA TÉCNICA 

TÍTULO: GOLPE MAESTRO.

PAÍS: España.

GÉNERO: Thriller. Comedia negra. 

FECHA DE ESTRENO: Estreno mundial 2021. 

DURACIÓN: 82 minutos

DIRECCIÓN: César Montegrifo. 

PRODUCTORES: Matilde Buergo y César Montegrifo 

PRODUCTORA ASOCIADA: Asunción Martín. 

GUIÓN: Marc Egea

MÚSICA: Alfonso Ortega Lozano. 

DIRECTOR DE FOTOGRAFIA: César Montegrifo.

ACTORES: Antonio Garrido, Ingrid García Jonsson, Marián Aguilera, 

Natalia Mateo, Felipe García Vélez, Francisco Ortiz, Edu Ferrés.

https://www.cine.com/pelicula/golpe-maestro/reparto

Existen lugares y paisajes extremadamente «comunes», familiares, totalmente intrascendentes para un elevado número de personas, sin embargo, para mí, esos lugares están repletos de una belleza inefable que no soy capaz de hacer entender más que a mí mismo.

Lugares que aparentan gastados, desdeñados o muertos, que sin embargo, aún estando completamente vacíos, se muestran bulliciosos de vida en cualquier momento y siempre, tanto por lo que ocurrió como por todo lo que no ocurrió, y que la ensoñación rescata y modela a su gusto, aderezándolo todo a lo más conveniente con la información que maneja hoy.

Las peregrinaciones al «cuando» son de un inmenso riesgo, porque todo lo que no es, se encuentra peligrosamente presente en el alma, y ésta, en el transcurso de la experiencia, queda completamente expuesta en su desnudez a todo lo que pudieras encontrar en ese momento. La melarquía primaveral es una afección pertinaz que colapsa gravemente el discernimiento, es como caer perdida e inexplicablemente enamorado de lo que no existe, en una constante de lamento por haber sido incapaz de llenar los pulmones con aquellos lugares como los llenas hoy, de haberlos compartido – en la mayoría de los casos – con esa gente detestable con la que no debías, en lugar de con aquellas personas a las que sí deseabas, aquellas que existían pero no encontraste hasta mucho tiempo después, o incluso aquellas que no han existido nunca y solo soñaste.

Nadie está, ni yo estaré en su momento, pero ellos siempre estarán ahí, mientras estén ellos, tal y como están hoy, tal y como fueron, estaremos todos…

No existe la creación sin sentir un profundo y sincero amor por alguien,

la empatía es el vórtice del que parte toda necesidad de expresión,

el ego es la antinomia de la creatividad, amarse a sí mismo tanto,

que haga del hecho de amar a alguien, un ejercicio cínico de autosatisfacción,

de fugaz necesidad de cubrir necesidades personales, corrompe con funcionalidad la creatividad,

por esto en el neoliberalismo no puede existir jamás creatividad, de ningún tipo,

simplemente sería algo parecido a erradicar el oxígeno de nuestro ciclo vital.

Cuando sustituyes el enamoramiento por el interés personal,

la necesidad de amar a otra persona por el beneficio económico o político,

se pierde toda honestidad, capacidad y creatividad natural,

te conviertes en maquinaria o en un ente estéril con aparentes signos vitales.

Podemos disfrazarlo o cubrirlo con una pátina de cientifismo,

de intelectualidad, de artificialidad, de funcionalidad.

Podemos escribir líneas infinitas de lógica, física y metafísica

sobre la creatividad, podemos matematizarlo absolutamente todo.

Podemos olvidar o suplantar nuestra condición por satisfacer leyes de mercado,

por convertilo en proceso de cadena de montaje para vivir fabrilmente, pero,

solo la capacidad de amar a alguien es la que aporta la necesidad irreprimible de crear.

Cuando el creador pasa por una crisis existencial, ergo creativa, normalmente es porque

ha caído en este craso error y ha mecanizado su vida hasta que la honestidad aparece.

La epistemología profunda, el trabajo constante de superación y por último,

el ofrecer el resultado final a quien amas, son la pirámide trigonal del acto creativo.

El instinto sin conocimiento sobre la materia, la cómoda simplicidad y la fugacidad del proceso,

reflejan la escasa profundidad de la experiencia empática inexcusable en el acto creativo,

muestra la espuria y distorsionada percepción que se tiene de uno mismo,

debido al amor incondicional que se poseen sobre uno mismo, valores neoliberales sin excepción.

Debemos comer y vivir si hemos conformado de la creatividad nuestra forma de vida,

pero esto en sí mismo es una paradoja, utilizar el concepto «fabricar» o «producir», no «crear»,

ayuda realmente a no equivocarse nunca del momento en el que nos encontramos.

Somos lo que somos, negar nuestra realidad biológica y animal es negar el propio Arte.

Ni que decir tiene que, aúnque el hecho de enamorarse sea sumamente «común»,

hacerlo con honestidad y discernirlo del cubrir una necesidad, es extremadamente complejo,

tanto o más que el propio proceso creativo.

Morir se hace más doloroso cuanto más amor atesoras en el instante en el que mueres,

estar preparado para una muerte sin dolor existencial es la antinomia de crear vivo.

Decir que la felicidad se encuentra en las cosas sencillas de la vida es sintomático de espíritus mediocres, conformistas y sobre todo cínicos. Cuando te acercas poco a poco al inexorable final entiendes que solo en lo más complejo es donde vive eternamente la felicidad, volver a tu propia juventud es tan extremadamente complejo que de hecho es del todo imposible, al igual que evitar la muerte y el paso del tiempo sobrepasan la complejidad de tal forma que solo pueden formar parte del mundo de las quimeras, hasta la Naturaleza se ve incapaz y Dios en su omnipotencia es un imbécil incompetente e impotente. Radicas en los tiempos que añoras el epicentro de tu felicidad, justamente en la etapas más convulsas, tormentosas, y complicadas de tu existencia, de no ser un cínico o un trastornado psicópata es en el amor donde enfocas tus momentos excelsos de felicidad, que es la etapa mental más complicada que puede experimentarse, y es en la ilusión donde acomodas el sentido de vivir, justo en ese proceso que conlleva unas cargas de trabajo, energía, dedicación y tesón que solo se pueden abordar con una fuerza interior que puede conducirte a la extenuación física y mental más tóxica justo por la terrible complejidad de la empresa.

La sencillez es síntoma inequívoco exclusivamente de estar muerto o simplemente de ser un auténtico fraude, deshonesto principalmente con uno mismo.

Los imbéciles aseguran ser felices, y pocas cosas existen más sencillas que la estupidez, se alcanza con ningún esfuerzo, cuando un imbécil asegura que en las cosas sencillas reside la felicidad no hace otra cosa que expresar su satisfacción con su condición de imbécil, pero eso no es otra cosa que la antítesis de la felicidad, a eso se le llama necedad y por supuesto es extremadamente sencilla.

Sentarte en un monte en paz, contemplar el paisaje, respirar profundamente y retener ese momento para siempre, implica un estado mental y físico tan complejo de mantener que aseverar que ese momento es algo sencillo no desvela otra cosa que una mente simple y estúpida carente de todo poder de discernimiento y analítico mínimamente considerable.

Rendirse a la sencillez, con voluntariedad, es ese esfuerzo suicida y vano de hacer complejo lo sencillo, esa claudicación incondicional a ese histrionismo que la sencillez necesita para ser tenida en consideración.

La maestría, como la virtud, consisten en convertir las cosas complejas en algo sencillo, no abrazar las cosas sencillas como forma de autocomplacencia patética y lamentable, asegurar – tras interminables años de aprendizaje, comprensión y automatización de los procesos complejos, para alcanzar la virtud y la maestría – que en la sencillez reside la esencia de todas las cosas, es un ejercicio de cínica demagogia y condescendencia, un flagrante engaño, una deshonesta traición, tanto al mundo como a uno mismo, y una atrofia completa de la memoria y el sentido pedagógico del todo.

El juicio es complejo, el prejuicio es sencillo; la empatía es compleja, la psicopatía extremadamente sencilla; el humor es muy complejo, la burla es patéticamente sencilla; el Tú implica conciencia, el Yo implica instinto; la razón es compleja en relación al instinto, el discernimiento respecto a la opinión, o el Arte en relación al gusto y al mercado; la fidelidad mucho más compleja que la infidelidad; mantener el amor, la necesidad vital y el deseo por quien amas infinitamente más complejo que el vivir al día para ti mismo, simple acto de instinto de supervivencia; la ilusión y las ganas que la improvisación y la procrastinación; mirar a los demás a los ojos es inefablemente más complejo que mirarse uno mismo en un espejo; la honestidad es infinitamente complicada comparada con la pantomima; convertir la dignidad en tu ajuar funerario es de una complejidad tal que raya en la quimera, ser enterrado con una mortaja de indignidad y miseria es tan sencillo como el contemplar la vida con la misma emotividad que un geranio; asumir que envejeces y mueres mucho más complejo que mantener la patraña de ser siempre joven e inmortal; hablar y estar frente a frente con uno mismo honestamente, es extremadamente más difícil que hablar en público; amar honestamente a los demás también roza la quimera cuando se trata de compararlo con amarse tanto a uno mismo como para sentir compasión de los demás e interpretarlo como amor al prójimo; aseverar que tanto el que decide suicidarse como el que opta por vivir es siempre un valiente sopesando sus razones es siempre complejo, decir de uno que es un cobarde y del otro que no posee suficientemente valor como para hacerlo es ser esclavo de los prejuicios y por lo tanto residir en un colchón de sencillez, ergo idiotez, prejuicio y psicopatía constante. Comprender es de una complejidad ilimitada, no hacerlo el paradigma de la sencillez, tanto como exigir comprensión de cualquier auténtica estupidez fruto de todo histrionismo y carencia de existencialidad que fructifica de la egolatría y la psicopatía. La «filosofía» neoliberal, tan en boga hoy en día, llamada «política de la inclusión» de absolutamente todo – incluída cualquier aberración psicopática – asentada en esa forma hipertrofiada del fundamentalismo pseudoprogresista cuya raíz proviene de la caridad cristiana, que no duda en tergiversarla por solidaridad para la prevalecencia de sus espurios principios, es un claro ejemplo de ello.

Lo terrible es que caes demasiado tarde en la cuenta de que tu sistema (des)educativo y (des)socializador capitalista te exige desprenderte de lo positivo de la razón y el instinto para convertirte en un psicópata acorde a las reglas de la corrección de su establecida y permitible apariencia, incluso prefabricando cierta «incorrección» y grotesca «subversión» para hacerte creer que esa es al vía establecida de la revolución o rebelión personal. Extremadamente paradójico todo.

La virtud de la sencillez se consigue exclusivamente superando el camino empedrado y abrupto del adiestramiento de la complejidad.

«GOLPE MAESTRO» – Trailer

Publicado: febrero 13, 2022 en Formación Musical

Un avance de la película dirigida por Cesar Montegrifo «Golpe Maestro» de la que hice toda la BSO y que en breve será estrenada en las principales plataformas televisivas.

Una vez reciba el permiso añadiré más datos, anécdotas y otras cosas muy muy interesantes…

Esta entrada no es de las que proporcionan trabajo, amigos o estabilidad, más bien todo lo contrario, pero uno está obligado a denunciar que estamos asistiendo a una debacle sin precedentes, que al menos a los profesionales de la Música académica nos debería hacer pensar detenidamente y mucho, como mínimo por el respeto que se debe de tener (dejando al lado la cada vez más en vías de extinción deontología profesional de este gremio) hacia las figuras relevantes de nuestra historia, los que en definitiva formaron parte de esa cadena de Maestros que hicieron de este Arte durante siglos algo inasequible para la mediocridad, qué menos si tienes la mínima vergüenza de autodenominarte Músico tras las décadas de formación académica que conlleva esta profesión. Porque lo que comenzó siendo un acto de condescendencia por parte de los músicos académicos con los cretinos y aficionados para no herir susceptibilidades, hoy se ha convertido en una auténtica curia transnacional cuya directiva está formada por aquellos cretinos con los que se fue condescendiente en su momento y que no dudan en zaherir la epistemología, la coherencia y la lógica.

Decía David Harvey en su imprescindible libro «El nuevo imperialismo» en el capítulo de importancia trascendental titulado «La acumulación por desposesión» lo siguiente:

«La mercantilización de las diversas expresiones culturales, de la historia y de la creatividad intelectual conlleva desposesiones integrales (la industria de la música descuella como ejemplo de la apropiación y la explotación de la cultura y creatividad populares)…»

Lo siguiente claro está – para el sistema genocida del discernimiento de ese neoliberalismo implantado desde finales de la década de los 70 y principios de los 80 en el mundo – es desvirtuar hasta cotas inéditas en la historia la expresión máxima del Arte, en especial de la Música, hasta convertirla en la cochambre de esa mercaderia sonora industrial que ellos han creado, bajo la cínica reivindicación de lo popular, la «libertad» individual y contra un supuesto elitismo que al parecer caracteriza a toda esta gente que normalmente suele vivir al borde de la pobreza toda la vida, incluso morir en la inanición como ocurrió con el compositor húngaro Béla Bartók, o la miseria más absoluta y el acoso de acreedores como ocurrió con el italiano Antonio Vivaldi. Porque como decía Mathew Arnold «la libertad es un caballo muy bueno para cabalgar sobre él, pero para ir a algún sitio». Evidentente el único lugar donde se consigue cabalgar hoy es sobre un pollo sin cabeza.

No se trata de otra cosa en definitiva que de conseguir el mundo plano neoliberal – como el subsiguiente encefalograma plano también – que tanto cacareaba el imbécil integral periodista del New York Times (como no) Thomas Friedman sobre la planicie de la tierra, no física (ya sería delirante) sino económica y comercialmente hablando, o como aseguraba la patética criminal inglesa Margaret Thatcher «La economía es el método, pero el objetivo es cambiar el alma». Llegado a este punto prefiero ahorrar citas de T.W. Adorno sobre la Música porque no llevarían a ningún sitio ya que el personal ha puesto su discernimiento en una vitrina cerrada bajo mil llaves cuya función es la del apellido del genial esteta.

En definitiva y para no enrollarme más, se ha conseguido llegar a la época de la máxima estulticia de toda la historia por ahora, aunque aún hay tiempo para caer más bajo, todo apunta a ello, donde la idiotez de la masa es neciamente explícita y orgullosamente demostrada día tras día, con grandes esfuerzos por parte del personal para dejar constancia de ella. Los principios neoliberales han sido conquistados, la sociedad ha cambiado desde la misma «alma» (como aseguraba Margarita) la democracia por la mediocracia, el bien común por la psicopatía del SuperYo, la inquietud epistemológica por la imbecilidad más profunda, la historia por el patético revisionismo relativista y la Ciencia por la «libertad» del osado negacionista ignorante, valores sacrosantos todos ellos de la libertad ejercida libremente (sin necesidad de recalcar tan siquiera hoy la redundancia).

Todo esto se ha convertido en la pesadilla más terrorífica que nadie podría haber predicho jamás, ni en los cálculos de la mente más corrompida cabría semejante distopía, hoy grotesca realidad. Disfrutad de vuestra idiotez y abrazad con fuerza la neorreligión de la autoayuda y la enfermedad mental del trastorno histriónico de personalidad mediocre que es lo único que sí es una pandemia globalizada.

La IA termina la Decima Sinfonía de Beethoven, que a su vez es la primera popstar de la historia (Mozart por ahora no está de moda, ya pasó, ahora tocar difamar y corromper a Beethoven aún más). Esto está ocurriendo, y los abanderados de la miseria y la inutilidad integral hoy lo utilizan como modelo sacrosanto colgado en las cabeceras de sus camas en sustitución de los antiguos crucifijos…

Y recuerden que todo esto lo escribe alguien que se ha visto abocado a dedicarse a este mundo industrial, incluso en sus cloacas de submundo televisivo, para poder comer, tarde, mal y nunca, porque de haber dedicado mi vida solo a la composición académica lo de comer hubiera quedado exclusivamente para el nunca.

Porque recordemos en todo momento que hoy se vende, pero no se forma, y cuanto más se vende, menos se forma. Y ese actualmente es el principio insoslayable que rige toda la enseñanza actual en los centros educativos. En fin, es lo que hay…

Cada día que pasa, cada año, cada década, estoy más convencido de que al nacimiento de la Música del siglo XXI no vamos a asistir ninguno de los nacidos en el siglo XX o sólo los nacidos en su última década. Quizá sea lo mejor, viendo cómo se han desarrollado estas dos primeras décadas del postsiglo XX, no verlo.

Lo que hoy se crea musicalmente de cierta enjundia no es otra cosa que un remanente del siglo pasado, el resto es símplemente producto de basurero que surge lógica e inexorablemente por el hecho de estar dando auténticos palos de ciego, intentando hacer vanguardia con los principios calcados de los años 60 y 70 del siglo XX, con el barniz espurio de la era «hipertecnológica» y la filosofía de la adaptación sistemática que intenta la simultaneidad con los acontecimientos sociales que se van sucediendo sin apenas variación en nada salvo en la sofisticación de la tecnología electro-Doméstica de la alienación, donde el credo de las transnacionales de la tecnología de la Inteligencia Artificial va marcando la pauta en estrecha relación a los activos especulativos de la cotización económica del sector.

Estos días de vacaciones dedico cierto tiempo a leer y escudriñar textos y artículos sobre las últimas tendencias académicas vanguardistas en Alemania o Austria, y la sensación de tristeza y desconsuelo con la que acabo es inconmensurable, no se vislumbra otra cosa (con la perspectiva que puede aportarme el hecho de llevar ahora casi cuatro años desvinculado del academicismo) que la historia no solo ha degenerado, a la misma o más velocidad que lo está haciendo la sociedad, sino que se ha enfatizado aún más el bucle de autosatisfacción onanista individual que repite una y otra vez formulaciones ya saturadas desde hace décadas. Es absolutamente lamentable y descorazonador.

Sobre los neotonalismos absurdos y el «naifismo» imperante del minimalismo más cutre prefiero ni opinar. En cuanto a la producción de la Industria Popular ni la contemplo porque evidentemente está fuera del concepto de Música, por lo que aquí no pinta absolutamente nada, salvo quizá como soma para aficionados y analfabetos del sentir, y para la especulación bursátil, por supuesto, un nicho de mercado trascendental. Aunque he de reconocer que este último es un submundo en el que algunos nos vemos obligados a aventuramos de vez en cuando para conseguir algo de calderilla destinada (cuando se consigue) a proyectos propios, una especie de «hacer la calle» necesario hoy en día, donde el dinero fluye con cierta asequibilidad, el problema es que las esquinas donde ejercer hoy padecen overbooking de oferta de fauna indistiguible, deforme y desdentada, auténtico lumpen del discernimiento, por lo que se hace extremadamente difícil mantenerse ahí mucho tiempo sin enfermar de gravedad.

Hoy 28 de diciembre todo el panorama parece una inocentada grotesca y de mal gusto, pero no lo es, simplemente es una realidad palpable en la que se trabaja ciegamente en los centros académicos de esos países autoerigidos en vanguardias indiscutibles del mundo sinfónico.

Esto lo escribí hace unos meses «por intuición» cuando hablaba con algunos compañeros, hoy lo he comprobado in situ. Desolador. Aunque también he de ser honesto y reconocer que otros campos del Arte, viendo lo que he visto recientemente, están exponencialmente peor, pero eso al parecer en esos gremios no despierta la más mínima preocupación, lo que es bastante sintomático de qué tipo de gentes lo conforman.

Cuánto más sabes, más sabes que no sabes lo suficiente. Cuánto menos sabes, menos sabes que no sabes absolutamente nada.

Sólo el ignorante da la impresión de tener una fe inquebrantable en sus posibilidades, sólo el imbécil irredimible además se atreve con todo.

Cuando se carece de cualquier atisbo epistemológico sobre una materia más tiene el idiota la sensación de la asequibilidad de esa materia. Cuando se posee un profundo conocimiento en esa materia mayor conciencia se tiene de lo inconmensurable de esa materia.

El sabio intenta ser siempre cauto. El idiota, cuanto más lo es, de forma más temeraria actúa y menos se cohibe a la hora de demostrar al mundo esa temeridad.

La confianza en uno mismo la aporta el conocimiento, la fe en uno mismo emana de la necedad más lamentable.

El conocimiento aporta alternativas, la estupidez huidas hacia adelante. El conocimiento analiza las dificultades y respeta lo que hace, el imbécil no respeta nada y cree que con fe en sí mismo todo se puede conseguir.

El discernimiento se plantea y alcanza objetivos lógicos, la idiotez intenta metas imposibles y cuando no consigue ninguna siempre utiliza la excusa de haberlo intentado.

El sabio distingue al idiota a la legua pero no puede pararle, el idiota no reconoce a un sabio ni aunque viva con él y no se plantea pararle porque siempre se percibe por delante. Al idiota sólo es capaz de pararle la realidad en la que no ha vivido nunca.El sabio duda, es siempre prudente. El idiota solo simula que es capaz de hacerlo cuando necesita camuflarse.

El sabio vive de mostrar y compartir conocimientos, los da sin esperar otra cosa a cambio que cierta gratitud. El idiota escucha al sabio y se adosa a él como un parásito, cuando cree que ha saciado lo que necesitaba de él lo muestra como propio y se adueña de ello distorsionándolo hasta la extrema idiotez porque no ha entendido absolutamente nada y lo ha debido traducir a su lamentable condición.

El sabio yerra infinidad de veces, el idiota gira en torno a la idiotez sistemática, todo lo que vive, ve o hace lo hace en torno ella como única referencia einterpretación. El sabio adora el retiro y el silencio, el idiota invade el espacio ajeno reclamando atención constantemente y busca reconocimiento de sus idoteces con la misma perseverancia e insistencia que los buscadores de oro.

El sabio habla solo de lo que sabe y argumenta desde el conocimiento y la experiencia, habla desde la razón. El idiota opina indistintamente basándose en lo que cree que ha intuido, entendido o guiándose exclusivamente por sus sentimientos, habla desde la Fe.

El sabio estudia concienzudamente, investiga y analiza, y una vez interiorizado todo, intenta crear. Al idiota se le ocurren cosas constantemente o simplemente imita por instinto, pero tiene la certeza de siempre estar creando.

Cuánto más consagras tu vida al estudio más poder de discernimiento y fuerza muestras en un entorno de conocimiento, pero tu vulnerabilidad aumenta exponencialmente en un mundo de imbéciles.

El conocimiento es la liebre y el sabio es la tortuga, en el cuento del idiota los papeles se invierten.

Estos son los argumentos más sólidos como para que en un futuro cercano la «inteligencia» pueda fabricarse en plantas de ensamblado.

Cuando la Música…

Publicado: diciembre 26, 2021 en Formación Musical

Hace no mucho tiempo, cuando la Música era un Arte y no una broma terapéutica ridícula y homeopática siempre asequible para frustrados, un producto industrial de consumo al por mayor para analfabetos, o un mercadillo de intercambio de favores entre psicópatas, hablar del Maestro o los Maestros con los que te habías formado era un orgullo, enumerar los Conservatorios por los que habías pasado durante tu década y media de formación una rememoración de méritos académicos, componer obras de encargo era una verdadera pasión y todo un reto hacia ti mismo, y el día del estreno… el día del estreno era magia en el estado más puro que podía experimentarse.

Hoy algo lejanamente parecido a todo aquello del Arte existe, pero está tan muerto, deformado y corroído por todo en lo que se ha convertido, que se hace extremadamente difícil describir todas aquellas sensaciones, de una forma elocuente, como para que tu interlocutor pueda hacerse una remota idea de lo que uno ha llegado a vivir y de lo que él está viviendo ahora realmente.

Que las leyes de la especulación mercantil y financiera hayan dado rienda suelta a la osadía de los aficionados estultos poniéndolos a la misma altura (o muy por encima a veces) de los verdaderos profesionales formados que se han visto obligados a ceder y rebajarse hasta la infamia para poder sobrevivir acorde a lo que un auditorio, estacionado en el cretinismo crónico, demanda al dictado transnacional, es uno de los fundamentos de la decrepitud intelectual y epistemológica de esta era de la idiotez irrespirable. Claro, cuando hablo de interlocutor me refiero a un profesional recién salido del academicismo o a un estudiante avanzado, al aficionado, máxime en un lugar como este país, simplemente ni me paro a darle lo buenos días.

1994, mi debut profesional como sinfónico, ha llovido… Por suerte los míos que asitieron aún lo recuerdan y no necesitan explicaciones.