Cuando te quieres dar cuenta de que lo que realmente intentas recuperar, para realimentar la mente o el ánima, son sensaciones propias de momentos del pasado y en ningún caso a personas, se te ha llenado el presente de mamarones que no querías volver a ver, intoxicándose el momento que intentabas rememorar, de tal manera que se ha esfumado por completo. Cuando se pretende hacer algo que contribuye a tu íntimo desarrollo vital, anunciarlo, que se ha hecho o se va a hacer, es nefasto. La gente no entiende que lo importante no es el reencuentro más que cuando este se produce con uno mismo, la presencia de personas ya enterradas en el tiempo son realmente contraproducentes y diluyen por completo absolutamente todo lo que buscas. Lo único necesario para vivir el nuevo momento, mientras revives el viejo y los fundes en uno solo, es aliñar la realidad con la banda sonora que hace posible la atmósfera que necesitas, creando una burbuja de soledad revitalizante donde la energía remanente invade el presente con la fuerza intacta que te ha hecho ser lo que eres. Recorre las calles solo, creando tu microcosmos con la música que te transporta al yo que aún vive en ti, verás como la percepción, e incluso la luz, de todo cambia y despiertas al día siguiente como rejuvenecido. Es imprescindible no sufrir ninguna interferencia, por lo que si ves a alguien del pasado intenta escabullirte, estos encuentros son los más indeseables, al hilo de esto conviene no olvidar nunca que las personas que conforman tu presente son las únicas con las que deseas realmente concluir el viaje dentro de muchos años, y las del pasado deben permanecer para siempre ahí. Concretar la banda sonora que te transportará con antelación es fundamental, saber que mientras dure todo el proceso de peregrinación estás completamente expuesto ya que tu sensibilidad y empatía alcanzarán las máximas cotas es muy importante, porque conlleva un peligro enorme ya que tu espíritu camina desnudo y con la guardia completamente distendida, serás totalmente permeable a cualquier lágrima, recuerdo o sonrisa que se cruce en tu camino y esto siempre termina siendo nefasto para tu presente, que es el que necesitas fortalecer por motivos de edad y cruda experiencia, pero jamás cambiarlo, ya que suele ser el resultado de lo que has buscado toda tu vida (así es en mi caso al menos). Todo lo excelso requiere un riesgo, a veces muy elevado, pero el resultado lo merece, por eso es extremadamente importante no cruzar y rehuir el contacto con cualquier persona, sobre todo del pasado, tanto o más como lo es la cuidadosa planificación, conformación y estructuración de una buena y sugerente banda sonora que te transporte realmente.
En cuanto a la patética e ineludible experiencia del reencuentro con los mamarones:
Lo positivo: Revives el motivo por el que en su momento decidiste no volver a ver a toda esta gente, redescubriendo que en realidad huiste literalmente de toda ella porque de lo que huias en definitiva era del fracaso que exhalaban, a la vez de entender a la perfección lo acertado y saludable de aquella decisión.
Lo negativo: Comprobar lo precaria que es tu memoria y cómo el tiempo puede llegar a distorsionar la realidad de una forma tal, que hasta lo más tóxico se torna en entrañable. La pérdida inexorable de energía vital (o juventud) va corrompiendo la coherencia generando pútrida nostalgia y esta es un arma de doble filo impregnada de veneno autocompasivo, ergo, gerontoestupidez.
En cuanto a las periódicas peregrinaciones de recarga en una burbuja correctamente musicalizada:
Lo positivo: Todo
Lo negativo: Si se sabe hacer y no se permite participación (interferencia, contaminación) externa , Nada.
Da exactamente igual que al resto del mundo le parezca un lugar insulso, vulgar, común, sin ningún tipo de valor estético o carente por completo de bellos parajes naturales o monumentales, da igual que nadie encuentre un sentido a lo que tú consigues encontrar en él, no es ni mucho menos necesario porque lo que encuentras en él no es otra cosa que un pequeño y localizado museo de ti mismo, de aquel Tú que una vez estuvo en ese lugar completándose hasta llegar a ser lo que eres hoy, si ese lugar te conmueve y genera una respuesta positiva en ti aquí la opinión de quien no lo entiende es desdeñable por completo e incluso indeseable, al fin y al cabo es tu propia experiencia estética o existencial. Visita los lugares donde rememores momentos buenos pero también donde subyacen los amargos, en definitiva eres fruto de todo lo que te ha acontecido. Si realmente estás satisfecho y seguro de tu presente, de los lugares con recuerdos menos positivos conseguirás una recarga energética de tu presente, mientras que por otro lado si los lugares te traen recuerdos entrañables extraerás además energía de ese pasado, porque esta permanece en ese lugar. Para todo esto se hace fundamental no vivir en el lugar donde te has edificado ya que, de no ser así, nada de ello será posible o exponencialmente más complejo de conseguir. Por lo que uno debe ser un emigrante, aunque sea a la localidad adyacente, para que siempre exista un origen al que poder volver y dejar que la somatización positiva haga el resto. En definitiva no es más que una energización provocada por un momento autosugestivo conseguido mediante los psicotrópicos que uno mismo es capaz de segregar. Naturopatía de la drogadicción, que debe saber gestionarse con mucho cuidado ya que también puede crear una peligrosa adicción y contaminar el presente cayendo preso de una nostalgia siempre tóxica, eso si, estos psicotrópicos son gratis.
Insisto encarecidamente, sin banda sonora adecuada que mueva el pathos, sin música y aislamiento acústico no existe ritual posible. Música, siempre Música.

Montaje propio del autor.
Cometí en su momento el imperdonable error de compartir en una red social mis intenciones con esta entrada y con ello dejé las puertas abiertas de par en par, sin desearlo, al vírico mamarón que acudió e infestó mi experiencia hasta hacerla irrespirable. Hoy al fin estoy «curado» y el virus completamente neutralizado…