Después de una incursión por territorios infructuosos en una amalgama de cerrazón por mi parte, y de absoluta temeridad por otras, retomo aquello que dejé aletargado, antes de la irrupción (solamente en parte, porque uno no puede apostarlo todo a una carta de no demasiadas garantías, es importante la previsión), el repertorio del trabajo en solitario que derivó de aquel proyecto pedagógico que se llamó Echoes 1.61 Ensemble.
Completar el repertorio de las 10 piezas programadas para guitarra de 8 cuerdas, bajo, batería y secuenciador, terminar su montaje y asumirlo a la perfección para comenzar con su exposición en público en el menor tiempo posible.
En la imagen, la exposición de «Dresina» la primera pieza de las 10 escritas, en este caso en lenguaje serial.
Esta semana se caracteriza por haber terminado al fin con el compromiso contraído, hoy ya del todo – si uno se embarca en algo debe terminarlo cueste lo que cueste, ante todo se debe ser honesto, con recompensa o sin ella, con reconocimiento o sin él, es igual, completamente igual, uno ha cumplido y eso es lo que vale – y por haber retomado el trabajo donde lo dejé.
Por una parte el merecido y humilde tributo a Joe Pass, haré todo lo posible por estar a la altura guardando el máximo respeto al Maestro de las 6 cuerdas, sigo montando el repertorio de 10 temas que en su momento me programé. Joe Pass, como todo el mundo sabe, era un guitarrista que generalmente actuaba solo, le elegí para hacer un homenaje, dentro de mis posiblidades, además de por su enorme talento y porque la música del mismo constituye todo un reto, porque su figura y coyuntura de «Llanero Solitario» es la que mejor se adecuaba (hoy aún más que hace un año cuando ya decidí no trabajar con nadie) a mis necesidades interpretativas y vitales.
Por otra parte y de forma simultánea retomo el proyecto experimental con piezas para guitarra de 8 cuerdas y «cinta magnética» (en el argot académico antiguo), aquello que constituye la consecución de aquel proyecto pedagógico que se perdió para siempre de Echoes y que a tanta gente inció en esto de las músicas de vanguardia del siglo XX de forma asequible. El trabajo de experimentación en la creación de piezas para guitarra amplificada de 8 cuerdas, con el exclusivo acompañamiento de medios electroacústicos, obedece tamién a esa necesidad de trabajar en solitario como premisa innegociable.
Como tercera ramificación del trabajo me he propuesto terminar el pequeño tomo de estudios para piano que comencé hace ya demasiado tiempo – tengo dos obras más en barbecho fruto de encargos pero me temo que ya han prescrito, en aquella época estaba tan hastiado de ese mundo que lo del compromiso expresado en el primer párrafo había quedado obsoleto -, aunque decidí hace varios años no escribir más para el mundo académico, la cabra (para algunos hoy en aumentativo sin lugar a dudas, así se las gastan) tira al monte y realmente lo necesito, se interprete ahora o después de muerto, o incluso nunca que será lo más probable, pero bueno, ahí quedará para mí mismo, porque política de intercambio no pienso hacer en la vida y menos para salir escaldado como siempre de comenzar haciendo favores y terminar acusado de haberlos recibido, el favor que me hacen de haberse dejado hacer un favor por mí ¡por supuesto!
Una vez me conminaron en un medio de comunicación de masas (de las peores masas) a olvidar mi condición de sinfónico, eso es como obligarte a olvidar que eres un ser humano, en fin.
Después de una temporada sumido en un proyecto que estaba abocado al fracaso desde el principio, y que se ha llevado a cabo, de forma lamentable por supuesto, por mi porfiada insistencia a negarme a mí mismo la enseñanza del viejo Tsunetomo que encabeza este blog, vuelvo lamiéndome las heridas de tan descabellada acción para retomar lo que estaba haciendo decididamente cuando fuí interrumpido con cantos de sirena que luego se convirtieron en verdaderos cantos de terroríficos espectros de ultratumba. ¡Todo un año perdido por sentimentalismos pueriles equivocados!
Retomo el merecido y humilde tributo a Joe Pass, haré todo lo posible por estar a la altura guardando el máximo respeto al Maestro de las 6 cuerdas, reiniciando la interpretación del repertorio de 10 temas que en su momento me programé y lo hago de forma simultánea al proyecto experimental con piezas para guitarra de 8 cuerdas y «cinta magnética» (en el argot académico antiguo), con más ganas e infinitamente mayor aprecio por todo ello, sobre todo después de lo vivido, uno nunca sabe la enorme suerte que tiene de hacer lo que hace hasta que lo compara, volutaria o involuntariamente, con lo que acecha ahí afuera, si algo tienen de muy positivo a veces las nefastas experiencias es la capacidad de discernir ésto y de afianzar el convencimiento que eluda futuras equivocaciones.
No colabores jamás con aquellas personas de las que ya dudaste una vez… Tsunetomo, te aseguro que no se me olvidará nuevamente.
Joe Pass, como todo el mundo sabe, era un guitarrista que generalmente actuaba solo, además de por su enorme talento y porque la música del mismo constituye todo un reto, su figura y coyuntura de «Llanero Solitario» es la que mejor se adecuaba (hoy aún más) a mis necesidades interpretativas.
El trabajo de experimentación en la creación de piezas para guitarra amplificada de 8 cuerdas con el exclusivo acompañamiento de medios electroacústicos obedece tamién a esa necesidad de trabajar en solitario como premisa innegociable para los restos (como, iluso de mí, lo consideraba también antes).
Reinicio lo que quedó pendiente con voluntad firme y sin más rodeos ni interferencias espurias, espero poder comenzar a ofrecer los primeros frutos en el menor tiempo posible.
LOS SUEÑOS QUE VIVES SON UN TESORO NO LOS EXPONGAS
Dejar de construir sueños ajenos y vivir más intensamente tu realidad formada por sueños conseguidos, es uno de los cimientos de la felicidad, esa que está formada por los ladrillos que fueron sueños supuestamente inalcanzables en su momento. Es extremadamente importante lograr entender que porque se hayan cumplido no pierden su valor, más bien todo lo contrario, si uno se centra en vivirlos como merecen, con la misma intensidad del anhelo que se sentía cuando se perseguían, en lugar de convertirlos en meras metas mundanas y obsoletas porque ya son su día a día, no estará expuesto jamás al peligro constante de que alguien pueda despertarle del sueño, ya que lo vive despierto y de hecho es su realidad.
Si deseas algo con todas tus fuerzas y lo cumples, cosa que no es nada fácil, no seas tan estúpido de ponerlo en una estantería con el resto de trofeos conseguidos a lo largo de tu vida, porque al final terminarán desapareciendo también sin que te des cuenta, los sueños conseguidos necesitan ser alimentados todos los días y cuidados con esmero. Los sueños ajenos nunca serán los tuyos, que no te los sustituyan o te los roben, no seas imbécil.
De pronto un día o un acontecimiento consigue recuperar una certeza de la amnesia de lo que parece convertirse en rutina, ocurre cuando los sueños se abandonan en el estante y son devorados por los ejércitos de ácaros de la frustración y la estulticia, pierden su resplandor y tu interés, entrando voluntariamente uno mismo en una vorágine de suicidio a manos de la intromisión espuria, ocurre en el amor, en la profesión, en la forma de respirar la vida.
Los sueños del pasado una vez convertidos en la realidad del presente no deben considerarse bajo la cotidianidad o te estarás autodestruyendo de manera irreversible. Es bueno ser capaz de abstraerse, hacer una visión objetiva de un momento, en un día, para darte cuenta de lo infinitamente idiota que se puede llegar a ser a veces.
Persigue tus sueños y si tienes la inusual «suerte» de conseguirlos no los abandones o los expongas, recuerda lo que te costó conseguirlos, lo que necesitabas vivirlos cuando no estaban y el valor incalculable que aún y siempre poseerán, no seas imbécil. Al resto, buscaos la vida.
Después me acusan de aislarme y de ser un ermitaño empedernido, además de «advertirme» de que eso no es bueno, cuando realmente ni vivo aislado, sino con los míos, con los que una vez soñé, y poseo una estantería repleta de sueños que están esperando desde hace tiempo a que les saque el brillo merecido que una vez tuvieron y que yo mismo les otorgué antes de convertirse en mi realidad. Qué coño sabrán de la vida de uno cuando no son capaces ni de conocerse o soportarse a sí mismos.
Hagámoslo, abandonemos la idiocia de la dinámica de la obsolescencia onírica al que un mundo estúpido te somete.
La nostalgia es un veneno siempre, la empatía, si no se aprende a dosificar también, además puede llegar a ser mortal.
Solo puede darse lo que se hace bien, lo que está bien acabado, lo que no lo está no puede mostrarse hasta que no se tenga la completa seguridad de que está bien, de que se es capaz de hacerlo bien y de que cumple con su cometido a la perfección.
Cueste lo que cueste, se pierda lo que se pierda, todo será momentáneo si finalmente se puede dar cuando se debe dar, todo pesar, toda pérdida se convertirá entonces en fuente de máximo placer, realización y en una ganancia inconmensurable para todos.
Solo debe mostrarse lo que está perfectamente acabado. Todo llega, desear que llegue buscándolo día a día es una forma de garantizar que lo que se quiere dar se termine dando, y a su vez recibiendo por los demás como se merece, como esperan y como lo desean.
A veces hay que hacer grandes sacrificios y renuncias, desanudar estómago y garganta, reconocer que no corresponde, que aún debe aguardar un poco más y aplastar la soberbia del ego, para que luego llegado el momento todo sea infinitamente mejor.
Estoy hablando de música porque la música es exclusivamente eso, la música no se vende, nunca, jamás nadie podrá comprarla aunque hoy todo el mundo esté convencido de que puede hacerlo, no se puede besar el alma del mundo de cualquier manera, más vale poder besarla una sola vez y morir acto seguido, aunque sea tarde y la impaciencia nos carcoma, que hacerlo mal o de cualquier manera…
Prefiero morir pobre, solo e incluso odiado, pero habiendo besado el alma del mundo, aunque sea una sola vez, siendo rico en honestidad por haber sido capaz de mostrar las cosas exclusivamente cuando están bien terminadas y cumplen con su función de mover el alma de los demás, aunque eso me obligue a renunciar y sacrificar toda mi profesión y mi carrera, realmente no sirven absolutamente de nada si no te otorgan la capacidad de mostrar lo que uno es y de lo que es capaz de amar, la música es el mayor acto de amor posible, mejor haber amado una vez, bien, en su momento y en plenitud, que no haberlo hecho nunca.