Archivos para septiembre, 2019

DEMOSTRACIÓN

Al hilo de la entrada anterior en Facebook «Máxima neoliberal (s. XXI)»

Imaginen la siguiente experiencia mística y distópica:

Partitura A)

Nos llega esta pieza cuyo título es «Me meo y el semáforo sigue en rojo», firmado por un compositor sinfónico minimalista cuyo nombre es, pongamos, Perico Gutiérrez, natural de Alcobendas. El hombre le pone empeño, ha medrado lo que ha podido, está inscrito en mil asociaciones de compositores para ver si «cae algo» y bueno, se gana la vida dando clases aquí y allá. No puede colocar a ningún pianista por lo que seguramente su obra, si es tocada, una vez con suerte, será con grandes esfuerzos.

Gilipollez Perico

Partitura B)

Nos encontramos ante la última obra del gran compositor austriaco, afincado en New York, John Elliot Berger, lleva por título «Ciclo en Cygnus», de su colección de estudios para piano y fagot «I Emisiones», es un compositor muy conectado con la NASA, dirige varios festivales y certámenes de piano. La partitura solo posee la parte de piano ya que el fagotista, mientras el piano interpreta la virtuosa secuencia, baila una polka en ropa interior. La obra girará por todos los festivales internacionales de música de Europa, América y la Antártida.

Gilipollez John

Partitura C)

Noticia en el telediario «Les presentamos el éxito de Alexis Kurbiel, «Mírame niña», perteneciente a su último trabajo «Tus ojos», producido en Miami, en un estudio muy importante que está al final de una calle que hace chaflán, ganador del concurso de cantantes El Virtuoso que se produce en esta, su cadena de televisión, de gira por toda Latinoamérica y ganador de 5 millones de grammys latinos. Mañana le tendremos aquí para presentar su gira por España que comienza en la plaza de toros de Vistalegre».

Gilipollez Alejandro

Evidentemente, la partitura, para el 90% de los que se dedican a «esto» de la música no dice nada, simplemente porque la escritura musical la entienden como los jeroglíficos egipcios o los ideogramas del chino cantonés, para el otro 10%, si son pianistas, estarán muy contentos y lo llevarán por siempre en su repertorio, si es un fagotista ni te cuento, porque no tendrá que pagar billete por el instrumento en los aviones y siempre podrá ir desnudo. Pero aún así hay matices.

En el caso de A) el bueno y servicial Perico, aunque se deslome haciendo genuflexiones y siendo entrañable hasta la arcada, pagando todas sus cuotas y callando a todo y ante todos las tropelías que le hagan, su obra será tocada una vez con suerte y firmará un débito de vida para siempre, no tiene nada que ofrecer salvo amistad, y por supuesto (si se lo piden, y él se encomienda a todos los espíritus benignos y malignos por si acaso) la segunda parte de la obra titulada «Ahora si me he quedado a gusto».

Crítica especializada «Menuda mierda de obra que ha compuesto Perico».

En el caso B) Es evidente, aunque sea la misma bazofia, el tipo está bien posicionado, tiene mucho con lo que negociar, ha trepado considerablemente y hombre ¿Quién puede resistirse a tocar piezas con ese nombre de compositor de voz con autoridad? El título es científico, los pianistas, encantados de la relación dificultad-beneficios están encantados (lo escribo dos veces porque el nivel de «encantamiento» es inefable) y la cola llega desde Carabanchel hasta Cincinnati pasando por Londres y Cebolla (Toledo).

Crítica especializada «Elliot Berger ha querido transmitirnos el ciclo pulsante del Quasar de falopio y de Fibonacci, y también fractal de todos los santos, con su propuesta espectral iridiscente (risas intelectuales no transcritas) en su obra Ciclo en Cygnus, una de las últimas obras del maestro que le comió la…bla, bla, bla…»

En el caso C) Da igual lo que haga o diga ese señor, si lo hace él o lo hace un «negro», si sabe qué es lo que está pasando entre raya y raya, premio y premio, entrevista y entrevista, polvo y casquete, el que produce la historia es el que lleva esto y se lo «embucha», y tras el salvaje trabajo de promoción en todos los medios y el bombardeo constante, el personal no solo lo va a comprar, se va a morir si no lo tiene en el segundo 3.

Conclusión, da igual lo que se haga, algo como esto que parece escrito por un niño de 2 años o lo que sea, el discernimiento estético del personal está podrido, el auditorio está sumergido en un océano de estulticia musical insondable, le puedes dar cualquier mierda al público y moverán sus efluvios, histerias, orgasmos, indiferencias o desprecios y prejuicios en relación a quien lo firme o la coyuntura que posea el susodicho. Y no se salva ni Dios, como podéis ver aquí están las músicas académicas y las populares.

Por cierto el único crítico cuya apreciación estética estaba en lo cierto era el de Perico, pero estoy seguro que la misma «obra» con las otras firmas no las ha valorado igual siendo la misma basura.

Esto es el Neoliberalismo en la Música…

Continuará…

P.D. El engendro de partitura lo he escrito yo en 6 segundos de reloj, a ver si alguien se va a creer que esos tres sujetos existen realmente.

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Si por el trabajo de mierda que ofreces y el sueldo de mierda que pagas, demandas unos resultados profesionales óptimos, lícitos en otras épocas por las condiciones laborales, contractuales y salariales proporcionalmente más ajustadas y que gracias a las reformas laborales, la venta al por mayor de países de la mano de corrompidos sicarios políticos en nómina (que, o todos votamos o que “caudilleando” no se sabe que puta causa absurda, llegan al poder por el “convencimiento” de las armas subvencionadas por los mismos que tienen en nómina a políticos “democráticos”), y la consiguiente depauperación del mercado laboral neoliberal, han desaparecido completamente, estás en tu “derecho”, porque la coyuntura político-social y la realidad del podrido mercado laboral subyacente te conceden el lujo de demandar esos resultados profesionales, así como el de exigir el compromiso deontológico al profesional para obtenerlos, pero por favor, ni le pidas pasión, ni que le guste semejante basura, ni que esté dispuesto a enfocar toda su vida en tu proyecto de mierda, si, en ese mismo en el que ni tú crees, salvo por su rentabilidad a cualquier precio.

Cuando contratas a alguien, contratas su fuerza de trabajo, sus conocimientos y su deontología profesional pero no su alma ni su dignidad. Si por el trabajo de mierda que ofreces y el sueldo de mierda que ofreces, ambos en estrecha relación, ya que la bazofia del marketing empresarial de la alienación sistemática que utilizas para hacer atractivo el trabajo de mierda que ofreces y el sueldo de mierda que ofreces, obedece sola y exclusivamente a los beneficios que tú puedas adquirir enfocando los fines y desechando los medios, que es lo que haces realmente, otra cosa es lo que tú en tu proceso de autosugestión hayas imaginado hacer, obviando por completo la calidad de lo que produces, ergo las verdaderas capacidades y cualidades de los contratados, desde un prisma objetivo, ya sabemos que tus amigos y siervos siempre estarán en tu órbita más cercana, ¿cómo se puede ser tan repugnantemente sinvergüenza y psicópata de demandar al verdadero profesional, que te saca a ti y a tu sistema planetario de genuflexionantes las castañas del fuego, su alma?

Que el stablishment laboral te permita eso no quiere decir que te creas en el derecho de nada pedazo de imbécil, al igual que el mal profesional no puede demandar nada por su deplorable trabajo el mal empresario no debe emprender ni creerse en el derecho de montar absolutamente nada que no sea la nata, algo muy diferente, insisto, es que el sistema de mierda cree vendavales que favorezcan esas miserables coyunturas, pero haz el favor de no considerar tan gilipollas a los trabajadores a tu cargo, al menos no a todos, aunque las secciones sindicales te estén lamiendo el culo todo el día y traicionen por sistema a los que aseguran defender.

Si tu trabajo obvia la calidad haciendo énfasis en el beneficio, sin hipocresía y eufemismos de por medio, faltas el respeto al profesional que siempre será infinitamente más sabio que tú, si además te crees con derecho de comprar su alma, directamente le consideras una mierda, no te sorprendas después de los resultados o de las actitudes que puedas encontrar.

Luego se lamentan lacrimógenamente en este país de la baja productividad en relación a la superior cantidad de horas trabajadas en comparación con otros países del entorno, del compromiso de los trabajadores, mientras se lloran por los exponencialmente mejores resultados en otros ámbitos geográficos. Es como ir al campo con la típica y estúpida actitud de dominguero, esparcir toda tu basura sin miramientos, sin ningún tipo de empatía o concienciación por doquier, y a la vuelta de 10 años repitiendo el mismo procedimiento lamentarse amargamente de que el campo ha terminado siendo un estercolero mientras gritas “¡cochina” Humanidad!”, obviando conscientemente de que en esa porción de campo ha sido tu exclusiva actividad y la de tu absurda familia la que lo ha convertido en lo que hoy es. El que seas un estúpido, irracional y patético dominguero no implica que tengas el derecho a llenar de mierda el mundo y los demás la obligación de recogerla. El que seas un “empresario” de mierda no implica que los trabajadores deban evitarlo, quizá el tejido contratado no esté tan enfermo ni sea tan absolutamente mediocre como el tejido “contratador”, en un porcentaje muy elevado, este último, plagado de completos imbéciles incompetentes rebosantes de osadía.

Autodenominarse “emprendedor”, “empresario” y estupideces similares, adoptar el discurso del jefe que reza “pues si tan mal estás emprende tú tu empresa” en un Sistema donde unos empiezan la carrera de velocidad ya en la meta y tú a mil kilómetros de la salida, mientras viven en el absoluto convencimiento de lo igualitario del sistema de libre mercado, o creerse el Diablo de saldos comprador de almas de bazar, es la conditio sine qua nom para identificar, sin miedo a errar, al ente donde se dan todas las cualidades de aquel del que se afirma “es imposible ser más gilipollas”.

Pero no nos engañemos señoras y señores, hoy por hoy, es lo único que hay, es lo que permitimos. Lo más patético es que no descubro nada nuevo, sino que repito como un loro lo que llevan los ancestros repitiendo siglos. Es desalentador entender un bucle eterno donde lo único que cambia es la cantidad de basura acumulada y la tecnología necesaria para producirla, porque en cuanto al resto los procedimientos no han cambiado un ápice, bueno, ahora se es más «fisno», más cool, aunque la oratoria sea más miserable y chabacana.

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En la película Amadeus, aún siendo un divertimento típico de novela histórica, muy lejos de acercarse a cualquier tipo de rigor histórico, como gran parte de este género novelesco (aún así en algunos casos realmente brillante y adictivo), aparece una escena muy interesante, en su momento se incluyó para exponer a qué grado de estupidez podía llegar la nobleza europea de la época y a qué tipo de humillaciones debían someterse las grandes mentes pensantes, y eso los tíos porque las señoras de la época ni eso podían hacer (bueno en realidad la estupidez en la nobleza como en la burguesía es atemporal, igual de gilipollas eran antes que hoy, incluso aquellos menos, es lo que tiene no entender que el dinero y las posesiones no erradican la idiotez sino que suelen amplificarla), pretendiendo que el bueno y necesitado Mozart impartiese clases a unos perros, en esta escena la mediación para la infamia era la hija del imbécil, aunque en realidad la clientela era la jauría absurda, si se visiona la película en la versión del director, se podrá ver como en una escena posterior a esta, un Mozart completamente destruído y en la miseria más absoluta, vuelve, ebrio para ser capaz de superar la humillación sin desfallecer, y se ofrece al imbécil para aceptar ese encargo repugnante, estúpido y absolutamente denigrante, despreciable y zahiriente (esa humillación está a la orden del día).

Hoy, sin embargo, parece convertirse en una realidad, que algunos comienzan a considerar viable, realmente me resisto a darle crédito pero comienzo a dudar y creo que se lo doy, el maltrato, la destrucción, la depauperación, el proceso de putrefacción y miseria que lleva sufriendo este Arte, no tiene parangón con ninguna otra disciplina, artística, científica, deportiva o lo que sea. El neoliberalismo, los/las violadores/as y los/las arribistas han conseguido, con el eufemismo de la «democratización», que endulza con empalagoso almíbar lo que Harvey identifica como «Desposesión», que es de lo que realmente se trata, por supuesto de la mano, consentimiento y promoción por parte del propio gremio del músico, llevar esta disciplina al punto más chabacano y cutre de la historia de la humanidad, ni tan siquiera en el mundo tribal más arcaico, pasado o coetaneo, se ha visto o se ve algo similar, más bien todo lo contrario.

La Música en su día, y por suerte, gozó de un avance y proyección social considerable, lo que sí podría considerarse (valga la redundancia) un proceso realmente democratizador, pero como ocurre con todo lo positivo, constructivo y evolutivo en el humano, es caer en manos del tratamiento y lógica capitalista y pudrirse casi al instante. Universalizar la Música (democratizarla) se encuentra en las antípodas de lo que ha terminado considerandose como tal, rebajarla a niveles de estupidez supina para que hasta el más imbécil pueda tener acceso a ella, no solo a escucharla, incluso jugar a hacerla, si pudres la creación pudres indefectiblemente la capacidad y apreciación estética del auditorio, en roman paladino «si haces mierda, la gente consume mierda, si haces más mierda, el público consumirá mierda+» y así hasta el infinito, el ciclo es cerrado y puede no llegar a tocar fondo jamás. Los eufemismos, ese puto veneno condescendiente tan convincente, ese virus atractivo con el que los estultos emponzoñan sus calidos y «sabios» argumentos.

La Música pasó de ser una disciplina para todos, sobre todo para todos aquellos dispuestos a asumir su disciplina, sacrificio, trabajo esclavo y «desagradecido», donde cientos de horas se traducen en avances ínfimos y dos de descanso en pérdidas infinitas (eso lo desconocen los «aporreadores» claro, ni lo imaginan) y donde se barajaban ciertas capacidades, tanto en el mundo capitalista como en el soviético, en este segundo bastante más, a ser para «todos», (el dinero, el trabajo digno, la vivienda, los derechos sociales, los salarios justos, los puestos de dirección para las mujeres, la igualdad salarial etc, etc, etc ya tal…) ¿por qué íbamos a negar a una persona sin extremidades superiores la posibilidad de tocar el violín? ¿Por qué vamos a negar a una persona completamente sorda de nacimiento a ofrecer conciertos de trombón? ¡PERO POR FAVOR, ERES UN NAZI! La CONDESCENDENCIA ES TERRIBLE porque el «condescendido» cree que está siendo respetado sin posibilidad de convencimiento de lo contrario, es como el VIH de la dignidad y la libertad personal. Desde finales de los años 80, principios de los 90, la «cosa» comenzó a abrirse a diletantes, de ahí a llegar a los aficionados fue un paso, poco después surgió una corriente poderosa terapéutica, tan poderosa como la alternativa homeopática (por la que hoy la medicina seria se revuelve con toda la razón), después a «sonorizadores» sin conocimientos básicos tan siquiera de grafía musical (hoy lo copan todo, los «sonorizadores» que se autodenominan «músicos» también) poco a poco se ha degradado tanto que ya se baraja la posibilidad de hacerla llegar a los animales. Y LOS MÚSICOS SIGUEN DILATANDO SU ESFÍNTER no vaya a ser que pierdan su carrera, como las arribistas manoseadas por el sucio y mafioso tenor.

Es decir, el imbécil que le propuso a Mozart impartir clases u ofrecer conciertos a sus perros en realidad era un innovador….🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣

¡SEÑORAS Y SEÑORES HEMOS LLEGADO A UN PUNTO SOCIAL DONDE NO SE PUEDE SER MÁS GILIPOLLAS! (Iba a utilizar términos como «frívolo», «superficial», «absurdo», pero es que carecen de fuerza sonora suficiente, incluso la palabra utilizada se me queda muy corta en cuanto a dimensión acústica y semántica).

En el 2025 encontraremos anuncios así (efecto invernadero mediante):

«Se ofrece profesor de Música para animales, perros, gatos, caballos, vacas, elefantes, tigres y leones a poder ser en la digestión, no antes, por un plato de sopa y una cama. Especialista en música antigua, por lo que mi proyecto curricular está principalmente dirigido a trilobites y anfibios. Posibilidad de dejarme tocar los genitales y ser abusado a cambio de contrato por meses, con firma contractual de secreto de sodomización».

Estoy seguro de que este absurdo pronto dará lugar a una sección en las escuelas y centros de educación musical de este país y de ahí a construir un Berkley para mascotas solo hay un paso.

Lo dicho, es mejor, llegados a este punto, morirse o que se mueran todos. ¿Seguir en esta mierda? ¿Para qué? En fin…

¡COMPAÑEROS! ¡A ESTUDIAR ANATOMÍA ANIMAL QUE SE ABRE TODO UN NICHO DE MERCADO EN BREVE! Especialmente para profesores y profesoras de canto.

¡Qué maravilla! Luego no os quejéis.

 

«Amadeus» Película de Milos Forman. Productora The Saul Zaentz Company. Distribución Orion Pictures.

RELATO LARGO SOBRE EL MINIMALISMO

Publicado: septiembre 5, 2019 en Formación Musical
Momentos cuescano-manchegos de Don Alfonso

(Siento la publicidad que aparece en el blog pero «me la meten» sin poder evitarlo, como todo en la vida.)

John Cage, con su 4’33” quizá cumplió una función importante, esa experiencia fue concebida para ese momento y para ese fin, hacer escuela con el “estilo” hubiera sido patético además de haber tenido un recorrido bastante fugaz, por supuesto, el número de compositores e intérpretes se hubiera disparado exponencialmente, lo que hubiera agradado a aquellos que hablan de la “democratización” de la música, haciendo un negocio increíble a base de rebajar los niveles creativos y perceptivos de la misma a cotas subterráneas. Esto que parece una perogrullada sin embargo dista mucho de serlo realmente, porque algo muy similar a aquella “subversión” como es el Minimalismo, que tuvo su función, tan puntual y simple como la propuesta de Cage, sin embargo, ha creado escuela y estilo hasta tal punto que desde hace tiempo lo ha invadido absolutamente todo, consiguiendo esa “democratización” y por extensión ese patético y boyante negocio.

Folleta: “Entonador” “El que afuella en una fragua o en un fuelle de órgano”. Follador, follarate (Alcalá S/318).

Minimalismo: Tendencia artística que reduce al mínimo sus medios de expresión (Una excusa atractiva e indiscutible para reducir también la creatividad y la apreciación estética también al mínimo por supuesto).

Imaginen un ascensor amplio, con capacidad para 20 personas, donde han convergido 10, es decir, el habitáculo se encuentra al 50% de su capacidad de fábrica, todos provienen del comedor de la empresa, han concluido su hora de comida y vuelven al puesto de trabajo. El artilugio en cuestión queda de pronto parado por un corte de luz entre dos pisos, estos están separados por una entreplanta por lo que donde debería haber una puerta encontramos un muro de hormigón, la ventilación es escasa y las luces de emergencia han comenzado a funcionar dejando el cubículo sumido en una penumbra de tenue iluminación concertística.

Después de dos horas, cuando el período de contención social llega al límite en un entorno enclaustrado, se da la experiencia estética minimalista. Una persona de las diez comienza a sentir escalofríos y sin mover un dedo de los veinte se dice – “ay Señor, qué situación más mala” – la cosa empuja e irremediablemente lo que la naturaleza dispone no hay un Dios que lo pare, luchando con toda sus fuerzas por despojar su ventosidad de lo sobrante para no delatar su posición, manteniendo lo esencial, el metano, es decir, el “follador” desprende al cuesco del subyacente ruido, quejido, flatterzunge esfinteniano, y gesticulación, tanto la de contención o esfuerzo del a priori, como la de relajación o consecución del a posteriori, metano en esencia, sin previo aviso, sin grito entre los riscos, sin levantamiento de cejas, tensionado mandibular, guiño de ojo o sonrojamiento de culpabilidad, gas natural recién expelido, con todas sus propiedades básicas, sin añadidos, conservantes ni edulcorantes, un auténtico follón natural del mismo metano de la atmósfera primigenia de nuestro planeta o de los mares de la luna Titán.

La nube asciende, ya que el aire caliente, como en las lluvias convectivas, tiende a elevarse, llegando así a las narinas atrapadas del respetable. El primero en sentir el latigazo es el de mantenimiento, justo detrás, esboza instintivamente un – “¡La Virgen, pero esto qué es!” – sotto voce, ha presenciado el ascender de la célula gaseosa como un globo meteorológico, de los que se confunden con los ovnis, de esos de los que das testimonio y nadie te cree, como nadie en su sano juicio creería que la de contabilidad se hubiera liberado con ese arte sobre, literalmente, la presencia de este hombre zaherido. Instantáneamente se ahueca el lugar del impacto, la zona cero, colocando todo el conjunto sus respectivas espaldas y órganos colindantes contra las paredes del ascensor, hago hincapié en lo de “colindante” porque hay cuerpos que no dejan muy claro la lógica de sus constituciones. Todos se miran mientras el hedor invade el claustro, las miradas perimetrales se suceden intentando localizar al francotirador “follarate” por cualquier gesto minimalista que pudiera delatarle pero al tratarse de un contexto estético minimalista, nadie mueve un solo párpado, mientras el metano invade sus pulmones, reseca sus gargantas, nubla su retinas, blanquea en ciertos casos de hipersensibilidad o reacción alérgica a los “fuelles” los iris, cuartea el cristalino, nubla los sentidos y destiñe los cabellos mientras genera alopecia en cejas y cierra en sí mismas retrotrayendo las pestañas. De nada sirve contener la respiración, es más, es algo contraproducente ya que cuando se insiste en la apnea y la demanda de oxígeno te desborda, la necesidad de aspirar triplica la cantidad de gas absorbido y claro, el gas se mezcla, por lo que con el oxígeno vivificador va todo lo demás, en definitiva, fumas por tres.

Acto seguido, cuando parece que aquel “artefacto” comienza a formar parte de un negro (por su origen) y turbio (por el efecto perturbador sobre la visión y el discernimiento que provoca) pasado, ya sea porque el gas ha penetrado escapándose por los minúsculos huecos que permanecen entre ascensor y pared, ya sea porque el ser humano posee una capacidad de adaptación fabulosa y es capaz de mitigar el sufrimiento, acostumbrándose a las dificultades en tiempo récord, un nuevo petardazo con silenciador y sin retroceso fluye como geyser en Yellowstone, se eleva por el espacio libremente, ya emancipado, pero no por el tiempo, porque éste da la sensación de haberse parado para siempre, proviene de otro emisor que simpatizando con el precursor ha liberado toda su presión social de un solo disparo. El procedimiento es exactamente el mismo, ni un gesto, ni un movimiento, tan siquiera en los párpados, minimalismo en esencia, sin ruido, sin levantamiento de pierna, sin un antes y un después. Se trata de una propuesta nueva, diferente, con pequeñas variaciones, con toques de roble, hortaliza y sobre todo legumbre abulense, del Barco. La nube pútrida sigue el mismo proceso convectivo de su predecesora, creando otro tipo de tensión y ahondando en la crisis existencial del respetable (ya menos), el de mantenimiento, con este segundo, con su honra ya por los suelos, decide dejarse llevar y mitigar la pena pasando a la acción también.

Imaginen el mismo proceso durante tres horas, con emisiones constantes y celosamente periódicas, ad libitum de los diferentes comensales del banquete, un “follo” acá, otro “follo” acullá, porque tras la cuarta o quinta microvariación el aire comienza a cambiar de propiedades físicas y su densidad deja de ser respirable, haciéndose necesarios cubiertos y vajilla para ser asumido por los allí presentes. Son repeticiones exactas de los mismos procedimientos sencillos y desprovistos de todo añadido o ademán innecesario, son esencia, con leves variaciones que dependen del proceso digestivo de cada intérprete, el ordenamiento es aleatorio, es decir, se va soltando fuelle según los procesos intestinales van desarrollándose sin posibilidad de interrupción, sin prisas pero sin pausa, una experiencia escatológicamente minimalista.

Si todo hubiese quedado en aquel elevador-laboratorio la cosa no hubiera pasado a mayores, el problema es cuando la luz vuelve, el ascensor hediondo, grávido y cargante, retoma su camino y al llegar a su destino deja escapar a la orquesta-auditorio expandiendo sin control toda esa creación por absolutamente todos los habitáculos del edificio, difunde junto al olor, la desidia, la falta de decoro y la desinhibición connatural en el sopor que provoca tal concentración de gas tóxico. Las puertas se abren de par en par, la leche de la máquina de café se corta al instante por supuesto, del engendro mecánico surgen figuras humanas desdibujadas, arrastrando los pies, con el pelo mudéjar, como con mucho yeso y espigado, las vestimentas raídas, como si el peso acumulado de todas las horas extras impagadas del mes hubiera sobrevenido en el lapso de tres horas intensas, con los años de envejecimiento que producen las experiencias cercanas al límite, la piel seca, cuarteada, las pupilas paelleras, grandes y negras como el fondo de la olla de un pastor, al borde del descorche por no pestañear en las penumbras nebulosas donde no se percibe quien está en vanguardia y quien en retaguardia, con fulgurantes oscilaciones a lo Marujita Díaz, con la mente estancada en la ignorancia de quien fue el o la “vanguardista” (salvo para el de mantenimiento que tiene grabada a fuego la primera experiencia y la situación geográfica congelada en su mente y que se debate entre ambos extremos térmicos por la fiebre) que abrió el tarro de las “esencias”, pero con el convencimiento absoluto por parte de todos de haber sido partícipes activos de la primera promoción de la nueva escuela creativa y/o experimental ejemplificadora del trabajo en equipo.

El problema, insisto, sobreviene tras la invasión de los espacios comunes por parte de los efluvios, todo el personal entonces y sin excepción comienza a sentir la influencia liberadora de crear tendencia y da rienda suelta a “follear” como si el mundo estuviera a punto de acabar, incidiendo en no quedarse con nada para sí, como si nadie desease hacer escándalo en el espacio exterior una vez muerto, dejando un completo vacío interno en perfecta comunión con el externo cósmico, ser, una vez yerto, todo lo comedido que no se fue en los últimos momentos de vida. ¡El edificio rebosaba creación!

El Minimalismo jugó una función, hacer escuela de ello es simplemente escatológico. Hablen por lo tanto de minimalismo, si lo creen estrictamente necesario, desde la perspectiva tribal, pedagógica, incluso desde una visión mercantilista y podremos debatirlo, obliguen a rebajarnos a lo infame asumiendo que debemos escribir “eso” como conditio sine qua non para poder acceder a las rebajas alimentarias de los supermercados y no acudir a los bancos de alimentos, pero nunca me lo expongan desde una dimensión creativa, no desde el proceso compositivo. Aunque reconozco que escribir obras de esa forma, si además las aderezas convenientemente con suficientes elementos aleatorios, que permitan al intérprete asumir ristras de obras con el menor esfuerzo, sin estudio y dejándole hacer lo que le salga del triángulo de scarpa cuando proceda, y pocas notas a ser posible (como decía uno “se pueden hacer grandes obras con pocas notas, no como otros”), te permite estar siempre en los programas de concierto, que tu obra sea interpretada constantemente, grabada en CD, ya que su “dificultad” interpretativa es adecuada para hacer 10 de un tirón en una sola toma, y por supuesto serás un referente en el arte actual y figurarás en las enciclopedias especializadas del gremio, escribirás la banda sonora de miles de películas y las sociedades gestoras de derechos recaudarán por doquier hasta hacerte autosuficiente. Por lo que engañen al público con sus “músicas”, argumentos academicistas mediocres y procederes procústicos, pero a mí no me vendan sus mierdas, nunca mejor dicho, que yo me dedico a esto, sigan en sus bandas sonoras, sus televisiones y sus anuncios pero dejen de ocupar un espacio en la episteme de la composición musical. Es mucha “pasta” y popularidad con el mínimo esfuerzo lo se, muy capitalista todo.

Salvando la infinita distancia, si las “Gracias y desgracias del ojo del culo” del gigante Quevedo son veneradas, comenzando por el que suscribe, permítaseme, como simple aficionado a formular disertaciones banales, que “suelte” mi variación para expresar mi parecer sobre cierto segmento de “creación”, que lejos de desaparecer permanece, no como lo relatado más arriba, que tarde o temprano “se va”…

P.D. Sobre el neotonalismo o la tonalidad hoy, desde la perspectiva compositiva, no hablo porque las actividades de los vivos pueden generar discordia y desazón, pero convivir y tratar “creativamente” con lo que ya hace mucho tiempo está muerto, o es necrofagia o es necrofilia y ambas cosas me dan muy mal rollo. De los fabricantes de puzzles con el software de turno, provengan del conservatorio más elitista de la Alemania recesiva, de la universidad puntera empresarializada de EEUU, o del engendro más pavoroso, ergo, poderoso de la Industria, me va a permitir que me abstenga porque aquí hemos venido a hablar de Música no de productos del mercado electrodoméstico.

Por cierto, ¿Cómo podría titularse la obra escenificada en el ascensor? Es muy “contemporáneo” y “vanguardista” poner títulos académicos y rimbombantes a gilipolleces repentizadas o improvisadas por lo que anímense a participar, pero sean creativos, se trata de vender esto a entes que salvaguardan la cultura, por lo que aunque la materia prima, el cuesco esencial, o la esencia del cuesco si es con sordina, sea soez, el mensaje estético y el título deben evocar lo que provoque el orgasmo intelectual de los adinerados analfabetos. Si conseguís subvención me propongo como director del ensemble fétido, desde el otro lado del muro por supuesto.

Alfonso Ortega Lozano

abarrotado

Las malas experiencias en lugares cerrados dan la sensación de triplicar la humanidad inicial.

Síndrome de Procusto

Publicado: septiembre 4, 2019 en Formación Musical

Me envía esto una persona, buena amiga mía, una persona trabajadora, honesta y con másteres y estudios que le desbordan por las orejas, en un ejercicio de desahogo y pesar mutuo, en donde sendas frentes se apoyan en sendos hombros (del otro, porque apoyar la propia frente en el propio hombro implicaría una situación de sendas cabezas irreversible), para informarme del motivo del pesar.

Atended, si alguna vez consideráis que estáis siendo honestos, os estáis extirpando el escroto o los ovarios estudiando, trabajando, en búsqueda constante de la perfección, desarrollando vuestros trabajos desde la deontología profesional, dando lo mejor de vosotros y de vosotras y aún así las cosas no salen, la enfermedad os comienza a rondar, los esfuerzos no revierten o vuestra sinceridad no es recompensada, volved aquí y leed esto con atención.

En este país, esto es idiosincrasia, si estáis a tiempo emigrad, seguramente mejoraréis, pero nadie os podrá garantizar que os hayáis librado de afectados por Procusto, ya que es algo insito al humano, cadas vez más, porque el contexto socio-político actual, aunque os pueda parecer paradójico, promociona, y de qué manera, la mediocracia a unos niveles históricos inéditos.

Aunque insisto, en ciertas geografías (como la nuestra) se da de una forma natural y tras una documentación exahustiva del pasadopuedo asegurar que jamás ha cambiado, o se la ha permitido cambiar, más bien todo lo contrario.

Resumiendo, jamás sintáis culpa por ser honestos, no os rindáis o el fin del mundo será inevitable, porque este comienza cuando la estulticia se desata y los incapaces y charlatanes son los propagadores víricos más voraces que se conocen, y Procusto, por supuesto, es su arma infalible.

Por cierto ¡Cuidado con los entes, públicos y privados! Suelen estar dirigidos y gestionados por procustos crónicos que ya ni lo disimulan. Luego no digáis que no os he avisado.

P.D. Obviar de momento la opción EEUU o Brasil, lo que ocurre allí políticamente garantiza que nada bueno váis a encontrar. Aquí en España sin embargo es de lo más normal, ya lo avisa el refranero popular cuando dice – «el perro del hortelano que ni come ni deja comer» – por eso aún no hay gobierno, es lo que tiene ser un Procusto y optar a la presidencia del gobierno (por obra y gracia, por supuesto, del espíritu Bilderberg). El problema español es que las demás opciones son realmete vomitivas.

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