My IdeAL ORder of Sounds
https://echoes161ensemble.wordpress.com/2018/05/18/m-i-o-s-la-resiliencia-de-echoes-1-61-ensemble
M.I.O.S. (My IdeAL ORder of Sounds) puede considerarse la resiliencia de Echoes 1.61 Ensemble, ya que constata la superación de un final traumático de una etapa hipermotivada, podría considerarse de igual manera la nebulosa remanente de aquella supernova, de aquella descarga bestial de energía concentrada en una gira nacional que duró apenas unos meses, pero cuyo trabajo y trascendencia enorme marcó un antes y un después, era una iniciativa peligrosa e independiente e insobornable ante las presiones de los entes por plegarse a la organización mafiosa que siempre se ha mantenido ahí contra viento y marea, tanto fué así que el propio Ministerio movilizó todos sus recursos de cloaca, ergo en un ámbito de ilegalidad manifiesta, para acabar con el proyecto y de paso con mi ánimo y necesidad de lucha constante por la vía más chabacana y soez que tenía a su alcance. Lamentablemente para ellos, no lo consiguieron, primero perdieron el juicio que les interpusimos, segundo, aunque consiguieron minar los ánimos de los compañeros, mi ánimo permaneció intacto, aunque no mis fuerzas, el desprecio que me supone toda aquella mediocracia institucionalizada es una batería sempiterna de nuevas energías.
Ahora terminada mi etapa de auditor televisivo, y simultaneando con mi obra sinfónica y mis colaboraciones con viejos amigos de «músicas de raíz», emprendo, ahora sí, la segunda etapa de aquello que constituyó un proyecto PEDAGÓGICO (en mayúsculas porque nadie lo entendió y, como la estupidez es tan perseverante, que aún siguen sin entenderlo) innovador y con resultados completamente contrastados.
Las armas más efectivas contra la mediocracia arrasadora institucionalizada son la perseverancia, los principios inquebrantables y la honestidad.
Aprendamos del pasado, trabajemos el presente, construyamos un futuro, miremos exclusivamente hacia el horizonte…
Se acabó la pedagogía por mi parte.
Si necesito ser un charlatán para vivir en este entorno de lo que hago no tildaré de arte o formación lo que hago, si al resto se lo compráis es vuestro problema, yo ya voy servido con los míos y con los de algún compañero similar.
Si queréis «triunfar» en la Música, abandonad los conservatorios y matriculaos en Empresariales, Márketing y Gestión, haced un máster con personas dedicadas al mercado de cuerpos, sustituid el estomágo por un triturador de basura y os auguro un final «feliz» y «triunfal». Hacedeme caso…
El proyecto M.I.O.S. (antes Echoes 1.61 Ensemble) era una apuesta pedagógica para hacer llegar las música y los lenguajes de vanguardia al gran público «suavizando» su asimilación mediante la explicación somera in situ, por un lado de las técnicas más representativas y determinantes, y por el otro la utilizacón de tímbricas y estructuras manidas en las músicas de caracter popular e industrial. Hoy en día el carácter pedagógico ya no es necesario porque queda poco por explicar teniendo en cuenta que la producción de la música clásica contemporánea, o más exactamente, las creaciones de música sinfónica de vanguardia, resignándonos nuevamente al hecho innegable de que la Industria a vuelto (una vez más), como apisonadora del discernimiento que es, a usurpar y bastardizar el término «contemporáneo» para dar enjundia y carácter intelectual al consumidor del mercado de miseria que ofrece la misma, decía que el carácter pedagógico lo he sustraido, ya que, dicha iniciativa, he dedicido mantenerla como experiencia de inquietud personal, considero que la producción sinfónica actual es una verdadera degeneración de lo aportado por los grandes maestros del siglo XX, una pantomima del siglo anterior, comenzando por la generación de compositores (o lo que sean) que me precede y exponencialmente más por la que me sucede, la más lamentable de todas, aquella que definen como «millenials», con sus sistema educativos absurdos y del todo insuficientes (realizadas por sus dos generaciones precedentes, entre las que me encuentro, aún no sé por qué motivo) y una perpectiva analítica y creativa lamentables, añadido a la neoliberalización salvaje y mercadería del mundo sinfónico y la dinámica de intercambio y trapicheo de mercadillo por parte de los intérpretes, me temo que no hay nada que explicar, demostrar o enseñar, considerando por otro lado la putrefacción del oido del mortal tras largas horas de exposición a los nuevos soportes de audición a los que han expuesto su ya estulto oido.
Lo ofrecido por los creadores actuales es una verdadera mierda, al igual que lo interpretado, los mercados y la producción meteórica e histérica de activos a enterrado bajo toneladas de estiercol todo lo que puede acercarse al Arte, la honestidad y las experiencias estéticas sin más, el proceso industrial y de mercatilidad lo mueve todo y el mundo sinfónico no ha quedado al margen.
Se acabó toda iniciativa pedagógica, la enseñanza, a pesar de haber sido un actividad que he odiado desde siempre, me parece lo suficientemente esencial, seria y con una demanda infinita de honestidad como para que, lo que yo pueda «producir» o hacer, entre dentro del campo de la mercadería docente que se vive actualmente, tan deleznable como el de la propia creación, si todo el mundo ha elegido ser producto, seamos producto, pero no «vendamos más motos», demos al público lo que su sordera sea capaz de discernir y el Arte que quede en casa no lo rebocemos en el mar de mugre de festivales e intérpretes supervivientes con limosnas y lisonjas a entes empresariales (o que funcionan como tal), para que el trabajo del alma sea tratado como una maquinilla de afeitar desechable o una persona que comercia con sus carnes. (Septiembre 2018).